Impulsar el crecimiento de las empresas del interior de Lugo mediante la innovación, la transformación digital y la sostenibilidad fue “la idea romántica” que movió a sus fundadores a crear la consultora Medrar Smart Solutions, ubicada en Vilalba. Se trataba de aprovechar el vacío existente a la hora de conectar a las empresas de entornos rurales con las líneas de ayuda, además del acceso al conocimiento y al talento. Una idea inicial que sigue vigente, si bien ha crecido el ámbito territorial y el alcance de los proyectos, asegura en esta entrevista Leticia Regueiro, directora de Sostenibilidad y Economía Circular de la consultora vilalbesa.

El origen geográfico explica la alta especialización de Medrar en el sector agrotech, con cuyas empresas desarrolla proyectos de alto valor apoyados en líneas de ayuda tanto de carácter local o autonómico como europeo. Desde la consultora ven a Viratec como un “faro” que ayuda a las empresas a identificar aliados con los que embarcarse en proyectos que difícilmente podrían llevar a cabo en solitario.

– ¿Cómo se compite en el sector de la consultoría empresarial desde una pequeña localidad del interior de Galicia?

Es un reto precioso porque nos ha exigido estar siempre al mayor nivel de rendimiento y crear proyectos ganadores ya que no tenemos grandes polos empresariales cerca ni acceso fácil a nuevas incorporaciones de talento, y esto nos limita el margen de error.  Por suerte hemos ido creando un buen equipo que nos ha permitido superar las trabas de trabajar desde Villalba y Lugo, convirtiéndolas en una seña de identidad.

– ¿Qué mueve a las empresas a llamar a la puerta de Medrar y cuáles son las claves para que el proceso de consultoría llegue a buen término?

¡Casi mejor preguntárselo a los clientes! (ríe). Creo que muchas de las empresas que nos llaman ven en nosotros una consultora diferente, cercana y honesta en la que se pueden apoyar para superar sus retos a través de la innovación y la circularidad. Las claves para llegar a buen término son sencillas y al alcance de cualquiera: confianza mutua y máximo interés por generar proyectos alto de impacto.

– ¿Qué barreras detectan en el tejido empresarial gallego para avanzar en los retos de la sostenibilidad y la innovación tecnológica, y cómo superarlas?

Esta pregunta es la clave y suele salir en todos los foros de debate del sector, en los que gente que sabe mucho más que nosotros aseguran que el pequeño tamaño de las empresas o la escasa transferencia de conocimiento son barreras que debemos superar. Por nuestra parte, humildemente también creemos que se debería tener más en cuenta cuáles son las necesidades reales de las pymes y con qué herramientas pueden trabajar. Dicho de otra manera: hay que “bajar al terreno”, a su realidad y problemas del día a día, y desde ahí buscar soluciones aplicables y pragmáticas.

Añadiría además que hay demasiados frenos internos en las empresas y que solo a través del cambio de mentalidad y cultura lo podremos afrontar con éxito. Recientemente, en una sesión de los talleres que organizamos en Viratec pedí a los asistentes que nos dijesen una o dos palabras que relacionaran con “economía circular y sostenibilidad”, y más de uno dijo “impuestos”. Tenemos que ayudar a que las empresas entiendan que la sostenibilidad es una oportunidad de negocio, no meramente una traba que cumplir.

– ¿Encontráis interés en las empresas gallegas por participar en proyectos europeos al amparo de organizaciones como Viratec?

Sí, nos estamos encontrando que las empresas buscan el efecto faro del clúster para llegar a proyectos más potentes, y que necesitan apoyo tanto en la ideación como en la búsqueda de socios y partners. El trabajo de Viratec en ese sentido creo que ya está dando los primeros frutos y espero que sólo sea el comienzo.

– En calidad de miembros de Viratec, ¿qué oportunidades y amenazas detectáis en el sector medioambiental gallego en el corto y medio plazo, y con ello en la competitividad de nuestra economía?

Desde mi punto de vista las oportunidades vendrán de la confluencia de las líneas de digitalización y sostenibilidad, ya que van de la mano y serán los dos pilares sobre los que deberá sustentarse una nueva industria con mayor eficiencia, valor añadido y trazabilidad, que redundará en el beneficio de la sociedad. Las amenazas vienen de que el día a día de las empresas se come los recursos humanos -un asunto cada día más peliagudo en nuestra región- en los problemas del presente y no en lo importante, que es transformarse para el futuro. Las propias empresas, sobre todo sus cuadros directivos, deben dedicar el tiempo preciso a la transformación de sus negocios, y ahí es donde el sector medioambiental gallego tiene mucho que decir, convirtiendo esta amenaza en oportunidad a largo plazo.

– En la era de la sostenibilidad ¿cómo ves posible una contribución común desde el clúster en las líneas social, económica y ambiental?

Las empresas de Viratec ya tienen integrado en su ADN el enfoque medioambiental por su propia actividad y deben servir como faro a nivel local a otros sectores clave en Galicia como el agroalimentario, el forestal, el biotecnológico u otros para avanzar siempre en pro de iniciativas y modelos sostenibles en las tres patas de la sostenibilidad. No hay que pensar solo en sostenibilidad bajo un enfoque reactivo, actuando solo cuando los cambios influyen en el beneficio económico de la empresa a corto plazo. Y, como recientemente indicó el experto en innovación Xavier Marcet en su reciente visita a Lugo, hay que poner el futuro en la agenda del presente e integrar la sostenibilidad en el núcleo de las empresas gallegas, aunque los frutos no sean inmediatos.

El paso siguiente es comprometerse con el ODS 17, forjando alianzas a nivel local para afrontar los retos globales. Desde el clúster podemos identificar los intereses de los principales colaboradores del ecosistema gallego, y aportar la tecnología digital, los procesos y conocimientos, generando confianza a través de la honestidad. Así fomentamos una cultura sostenible en el ecosistema gallego, que acepte la colaboración más allá de las individualidades institucionales tradicionales.